domingo, 30 de septiembre de 2007

TE ERIGES FRENTE AL MAR


Te eriges frente al mar

Como un castillo solitario a las olas

Serás, algún día, una efigie cincelada

Por siglos digitales

Por ráfagas manuales

De sol y sal

De olas y alas.

En el tiempo la luz marina

te proyecta húmeda

Apoyada tal vez

con la ligereza de las algas en la eterna roca

Frágil como un pétalo aéreo

sobre una costra geológica.

CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografía y Edición Digital

PROFECIA



Seré tuya
como tú mío
hasta que la rutina nos separe


CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital

ME GUSTAN

CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital

sábado, 29 de septiembre de 2007

CUANDO TE TENGO ENTRE MIS BRAZOS


Cuando te tengo entre mis brazos y te siento quieta

como las olas en ciertas noches sin luna

tu corazón se torna imperceptible,

acaso como esos caballos de parque, manso.

¡Qué música inefable la de tu sangre

y mi sangre cuando bajan como un río en pos del mar!

Junto a las olas se adormece el niño lloroso del corazón,

mientras de ida y vuelta recorro los pasillos salinos

y tú te doblegas en los arenales húmedos,

con nuestra pasión dolorida envuelta en chales y susurros.

Desde allí, desde la nada y desde el todo,

recupera la luz la noche y el amor la vida.

Tu mano entonces y la mía

se unen otra vez como la espuma a las olas

y la arena al sol.

CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital

YO NACI


¿Por qué te escondes de mí, pequeña Eva?

¿Por qué rehuyes mis ojos?

Apenas probamos aquella manzana prohibida. Apenas nos vimos desnudos.

¿Es para sobrecogernos la duda y la vergüenza?

Amor mío: ¿Será que este amor nos impone muchas transgresiones, excesivas molestias y vergonzantes orgasmos, suficientes para detener la rueda del amor o del sexo?

Yo nací, mi pequeña Eva, y fui puesto en este jardín, como un hongo, para darte el éxtasis.

Esa es mi razón de ser: llevarte a los más altos cielos de la experiencia amorosa.

¡No te asustes!

Es sólo que a veces me domina un deseo de inaugurarlo todo de nuevo, de poseerte entera, algo así como intentar abrir todas las ventanas que aún puedan ser abiertas por mí en ti.

¡Quiero ser el primero! Cuando parezco ser el último en el andén de tu corazón.

¡El único! No obstante, me repito, ya no eras ni mozuela.


CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografías y Edición Digital

EL DIA DESPUES


Tras el viento y el vértigo

Hay un día después...

Detrás del biombo y la muerte

Hay un días después...

Aún la soledad no viene sola

Ni la muerte muere

¡Después de todo!

Hay un día después...

Hago y pido, lloro y río

Porque sé que burlaré otra vez mi destino

Porque sé que después de todo; ¡hay un día después!



CARLOS BARRALES ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital


LA MINA DE SAL


Mi pensamiento vuela raudo al mar.

La primavera con su suave tiranía de color

Arremolina los sentidos y levanta en armas al amor.

A esta hora, 3 de la madrugada,

me empino sobre la cresta de la noche

para atisbar el horizonte salado y hallar, allá,

tu cuerpo ovillado en ayunos y ritos de sobrecogida sinagoga.

El cambio de hora: un atropello mayor

Un insulto al reloj natural que los pocos llevamos en la frente a diferencia de los muchos, con el tic tac en la muñeca.

Lento avanza el convoy de los sueños hacia el mar del día;

y yo escudriño en el alma, mi alma, tu nombre,

tu palpitante mano, tu vibración primera

como un minero con la ampolleta eterna en el casco

y en la mano un poema alado que lleva tu destino.

Veo a lo lejos, bien allá, a lo lejos, que somos uno cualquier día, pero quizá, y así lo ruego, sea más cerca de lo que esta oscura noche me permite ver.

Busco como las gaviotas el mar sereno que duerme en tus ojos,

esas dos inmensas lagunas de pensamientos que florecen en mi jardín mueren en el tuyo.


CARLOS ORTEGA Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital

INVIERNO EN PRIMAVERA


Me he quedado frío

Sobrecogido quizá por los recuerdos

Que son como estrellas cuando se desvanecen

A la distancia infinita y congelada...

Y me pregunto por décima o vigésima vez

Si habré soñado que era yo quien te sueña y tu quien me desvelas

¿qué fue de ti? ¿qué de mi?

Aún sobreviven en mis manos tus formas como recién hechas, tu olor se ha desprendido ya de mi como el perfume de una rosa mustia.

Y me quedo frío, fome y desganado.

Afuera el otro frío blanquea el pasto

¿O será que me enfrío en este rincón del mundo,

tan insoportablemente extraviado de tus caminos?

¿Qué tierra, qué jardines, qué delicados pétalos

tocan tus pies de diosa sin altar?

La cautela es tu sello, me dicen los astros y yo no quiero que algo te ahuyente de mi.

Pósate, mariposa frágil, perfecta libélula, en mi mano o en mi hombro, que a mi lado nada te pasará.

Cierra las alitas de tus ojos azucarados

Para pasar conmigo aquellas noches cabalgando

en un bosque de palabras y sueños,

de versos apasionados,

y todo lo que el amor quiera

entre nosotros inspirar.



CARLOS BARRALES Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital

AMARGO SOLLOZO


Amargo sollozo

alejándose en el negro valle del silencio,

reververando en el crepuscular paisaje trizado

Amargo sollozo

amargo y dulce como un caramelo relleno de hiel,

deshaciéndose en nuestras bocas llenas de besos

secas de versos, secas de gritos.

Una mujer canta triste

en el amplificador de sonidos,

gimotea en modulaciones gastadas.

Hay nostalgia como en tu faz y en tu cuerpo

desvistiéndose ante mis ojos cegados.

Aún son dos gotas de tristeza

tus labios húmedos sellando mis dedos,

apagando mis ojos siempre en penumbras,

no hay sol, ni luz alguna.

Al menos en esta noche estrellada

vestida de galas y lentejuelas,

para los que navegan juntos en el mar sin olas.

A veces pienso que es odio, sin apodo ni maquillaje

el que amaga nuestro brindis de júbilo,

nuestra fiesta sin noches al fondo

de las sábanas.

En el maridaje enjuiciado

en el tribunal de los intrusos

nos conocemos tal cual somos

esbozando formas bicorpóreas

bajo el cielo lleno de espejos.

¡Detente mi niña!

¡detén tu llanto solo!

Endulza tu amarga agonía,

que aún lejos de tu alma

en el ártico o las antillas

me deslizaré en puntillas hasta el huerto

fructuoso de tus delicias,

donde se sacia de amor toda mi humanidad

a pie descalzo sobre la tierra.


AMORTAJADA


Deja que el viento,

roce imperceptible

apenas tus cortinas,

o empuje tu ventana

para penetrarte

como un rayo de sol

¡Oh carne! ¡Oh alma!

¡Oh copa rebosante

de volutas y de fuego,

de días ardidos

y noches taladradas,

de sábanas que evocan

en su idioma de susurros

tu rostro sin nombre

y tus contornos

de amortajada!

Carlos Barrales O

AMORTAJADA

Deja que el viento,

roce imperceptible

apenas tus cortinas,

o empuje tu ventana

para penetrarte

como un rayo de sol

¡Oh carne! ¡Oh alma!

¡Oh copa rebosante

de volutas y de fuego,

de días ardidos

y noches taladradas,

de sábanas que evocan

en su idioma de susurros

tu rostro sin nombre

y tus contornos

de amortajada!

CARLOS BARRALES Textos

JOSE FERNANDO MOLINA Fotografias y Edición Digital